La Comunicación para el Desarrollo y su Impacto en el Cambio Social

Por: Johnny Bidó

La comunicación, según la Real Academia de la Lengua Española, es la transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor. Es el trato o correspondencia entre dos o más personas.

El arte de comunicarse es tan antiguo como la raza humana, siendo el instrumento de interacción por excelencia entre los miembros de una misma especie. Pero este instrumento no siempre es efectivo o cumple con su finalidad. De hecho, la historia de la humanidad está plagada de episodios marcados por un final no deseado, fruto de una mala comunicación entre los que comparten un mismo mensaje.

Así, el impacto de la comunicación será directamente proporcional a la capacidad del emisor de comunicarse de manera efectiva; la capacidad de elaborar un mensaje que produzca el efecto esperado en el receptor. A medida que el ser humano se iba desarrollando y expandiendo sobre la tierra, fue necesario implementar medios de comunicación que pudieran llevar el mensaje de manera efectiva.

En este contexto histórico, la comunicación pasa de ser un instrumento de interacción entre dos, una familia reunida o un grupo reducido de personas a un instrumento de comunicación masiva. Con la masificación de la comunicación, se pierde la bidireccionalidad del mensaje, iniciando un modelo de comunicación unidireccional donde el emisor envía su mensaje a modo informativo, que no necesariamente con la finalidad de recibir una respuesta.

Dada la necesidad de comunicarse a distancia, en la antigüedad surgieron varios medios de comunicación que se utilizaron como canales para hacer llegar los mensajes desde el emisor hasta el receptor: Humo, corneta, mensajero a caballo, paloma mensajera, botella, entre otros. Todos estos fueron instrumentos utilizados como canal para llevar el mensaje hasta el receptor que se encontraba distante del emisor.

Con el paso del tiempo, surgirían nuevas tecnologías enfocadas en facilitar la manera en que el mensaje, ya masificado, llegaría al receptor, desde los medios más simples como los antes mencionados, hasta la invención de medios capaces de la instantaneidad y la posibilidad de comunicar mensajes más completos y sofisticados que van desde texto y sonidos hasta fotografías, gráficos y vídeos.

Según se recoge de un sitio web especializado, teniendo en cuenta la complejidad de los medios a lo largo de la historia, el científico alemán Harry Pross estableció tres categorías:

  • Medios Primarios. Son aquellos que no requieren de máquinas. Por ejemplo, la voz o el uso de señas.
  • Medios Secundarios. Se valen de técnicas, por parte de quien emite el mensaje, para su emisión. Por ejemplo, el periódico o un folleto.
  • Medios Terciarios. Ambos (emisor y receptor) requieren de máquinas o dispositivos para la emisión y recepción del mensaje. Por ejemplo, la televisión, la radio o Internet.

Pero todavía, a pesar de la capacidad interactiva de algunos de estos medios, la comunicación masiva sigue siendo mayormente con fines informativos, donde el receptor no necesariamente tiene que ser parte activa del mensaje recibido, ni cumple un nuevo rol social como resultado de haber escuchado o visto el mensaje que se le ha remitido por la vía de cualquiera de los medios conocidos.

Es aquí donde la Comunicación para el desarrollo (CpD) cobra relevancia. Cuando hablamos de Comunicación para el desarrollo, estamos hablando del diseño de instrumentos comunicativos destinados a producir un cambio de actitudes, pensamientos y comportamiento social por parte de la población meta con respecto a una realidad que les impacta negativamente. Este modelo de comunicación implica la creación y difusión de un mensaje que llega desde un emisor comprometido con la transformación de una realidad social que afecta a poblaciones vulnerables, y está pensado para comprometer al receptor en la misma proporción que el emisor, convirtiendo a estos últimos en protagonistas de su propio desarrollo.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), considera que “la Comunicación para el desarrollo (CpD) es un elemento clave para impulsar la agricultura y el desarrollo rural. Se trata de un proceso de comunicación orientado a resultados basado en el diálogo y la participación, que permite a la población rural expresar sus opiniones, compartir conocimientos y participar activamente en su propio desarrollo. A través de una amplia gama de métodos y herramientas, incluyendo medios de comunicación locales y TICs, la comunicación para el desarrollo puede maximizar el impacto de las iniciativas de desarrollo, fomentando el diálogo entre múltiples partes interesadas, la toma de decisiones fundamentadas y la acción colectiva.” Aseguran que “la Comunicación para el desarrollo (CpD) es un proceso social basado en el diálogo que utiliza una amplia gama de herramientas y métodos. La CpD consiste en lograr cambios a diferentes niveles como la escucha, la creación de confianza, el intercambio de conocimientos y habilidades, el desarrollo de políticas, el debate y el aprendizaje para un cambio prolongado y significativo. No consiste en relaciones públicas o en comunicación corporativa”.

En esa misma dirección, para UNICEF, “la Comunicación para el desarrollo eficaz no se limita al suministro de información, sino que también implica la comprensión de las personas, de sus creencias y valores, y de las normas sociales y culturales que rigen sus vidas. La Comunicación para el desarrollo requiere que se logre la participación de las comunidades y se preste atención a los adultos y niños cuando éstos individualizan los problemas, proponen soluciones y toman medidas al respecto. Se considera que la Comunicación para el desarrollo es un proceso bidireccional mediante el cual es posible compartir ideas y conocimientos, empleando para ello una amplia gama de herramientas y enfoques de comunicación que potencian a los individuos y a las comunidades con el propósito de que tomen las medidas necesarias para mejorar sus vidas.”

Esta agencia de Naciones Unidas entiende que “la comunicación desempeña un papel protagónico en el desarrollo humano. En esta era de globalización, las nuevas y cambiantes tecnologías de comunicación, información e interrelación social están transformando como nunca en el pasado la vida económica, social y cultural. Pese a que los sectores más pobres de la población mundial aún permanecen excluidos de esos avances, la “brecha digital” se reduce día a día, ya que esas tecnologías simplifican la información y la comunicación y las hacen más accesibles y económicas. Esa revolución de la comunicación ofrece enormes posibilidades en materia de potenciación de las personas, incluso de los niños y niñas, de manera que no sólo sean consumidores de lo que ofrecen los medios de comunicación sino también comunicadores y agentes de cambio.”

Tanto en el ámbito de la alimentación y la agricultura, como en los temas de niñez, adolescencia y otras poblaciones afectadas por flagelos como la trata de personas, explotación sexual comercial, matrimonio infantil y uniones tempranas, violencia de género, entre otros tantos que vulneran a los que menos pueden, es de rigor impulsar iniciativas intersectoriales que incluyan una estrategia de comunicación cuyos pilares contribuyan a un cambio de actitudes, pensamientos y comportamiento social frente a esta realidad que nos conmueve.

La Comunicación para el desarrollo es un instrumento eficaz para la promoción e implementación de modelos de interacción social que dan como resultado la garantía y restitución de derechos para poblaciones vulnerables; impacta de manera relevante a los actores sociales; genera voluntad política en los tomadores de decisión; convierte a los actores comunitarios y de la sociedad civil en agentes de cambio y constructores de un mejor futuro; contribuye a elevar las posibilidades de transformar las condiciones de vida de sectores en gran necesidad.

Comunicación para el desarrollo es una oportunidad de involucramiento intersectorial que debemos aprovechar, si queremos ver un país donde los múltiples flagelos que afectan a los vulnerables sean cosa del pasado. Comuniquemos para el desarrollo, y el cambio de comportamiento social llegará… Sin dudas

Los testimonios: Herramienta de Marketing clave para las ONG’s

Por: Johnny Bidó.

Cada industria tiene un producto que ofrece a su público meta, y ese producto necesita ser mercadeable para generar utilidades, que es el fin último de cada acción de marketing de una empresa en particular. Si bien es cierto que en la industria de lo tangible tener utilidades significa incremento en las ganancias netas de la empresa, para las organizaciones sin fines de lucro, utilidades significa balance cero al final del año fiscal.

Como sabemos, según Stanton, todos los productos se dividen en tres grandes categorías que dependen de las intenciones del comprador o el tipo de uso y su durabilidad y tangibilidad. En ese sentido, se clasifican de la siguiente manera:

  1. Productos de consumo: Los destinados al consumo personal en los hogares.
  2. Productos de negocios: La intención de los productos de negocios es la reventa, su uso en la elaboración de otros productos o la provisión de servicios en una organización.
  3. Productos según su duración y tangibilidad: Este tipo de productos está clasificado según la cantidad de usos que se le da al producto, el tiempo que dura y si se trata de un bien tangible o un servicio intangible.

En el caso de una tienda por departamentos, para poner un ejemplo, encontramos todo tipo de productos en donde se recibe algo tangible y que satisface una necesidad, sea real o pretendida, a cambio de dinero que se paga al proveedor del bien o servicio; la tangibilidad es parte esencial de lo que se vende y se compra. Por otra parte, en la industria de las ONG’s es la industria de lo intangible, pues más allá de la casita reparada, el niño que pudo asistir a la escuela gracias a su donación, la infraestructura comunitaria construida, entre otras soluciones a problemáticas que enfrentan en el cumplimiento de su misión, sus productos son las “experiencias de vidas transformadas”, ya sea a nivel individual, familiar o comunitario.

Así las cosas, a la hora de potenciar sus esfuerzos para seguir apoyando a los vulnerables de la sociedad en su lucha por salir del ciclo de miseria, el “testimonio” deviene en la herramienta de marketing más recurrida y exitosa que utilizan las ONG’s en su plataforma de venta. Ya sea mediante historias publicadas en reseñas escritas, audiovisuales o imágenes fotográficas, el testimonio se vende como la razón de ser, el resultado, la prueba, el fin último de las ONG’s; su fuerza sensibilizadora será tan grande como la capacidad de realización o redacción de la historia por parte de quien la cuenta en la reseña escrita, en el documental o en la fotografía.

Inversionistas sociales, donantes, organismos de cooperación internacional y otros actores clave para el soporte de las operaciones de esta industria, son conquistados por medio del testimonio narrado en primera persona por aquellos que han vivido la experiencia de ver sus vidas transformadas por la acción de tal o cual entidad sin fines de lucro. De igual manera, la capacidad de mercadear dichas historias por diversas plataformas a las que tiene acceso el público meta es de valor agregado, sobre todo en estos tiempos donde el contenido es el rey, y cuyo reinado se engrandece cuando viene acompañado de recursos audiovisuales.


El autor es especialista en estrategias de comunicación y gerencia de proyectos para organizaciones sin fines de lucro y de desarrollo comunitario.